En una tarde soleada de domingo llegamos al restaurante dispuestos a disfrutar de los deliciosos alimentos esperando por nosotros. Cuánto cuesta por persona? Preguntamos al cajero, “son 10 por cada uno mayor de 12 años, menores de 12 comen gratis”. “Entonces son 5” dijo el más pequeño de tan solo 7 años, incluyendo esta señorita de 13 y somos 3 niños. “Disculpe señor”, replico el cajero, “usted se pudo ahorrar 10 si no hubiera mencionado la edad de la señorita, además no hay documento presente que lo pueda comprobar” Es cierto, dijo el pequeño, pero la verdad es que los niños ven la diferencia.
Cuantas veces nos encontramos tentados o desafiados por pequeñeces que un niño encuentra fácil y simple? Jesús dijo en Mateo 18:3 “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” Tener la madurez de un adulto junto a la simpleza y sinceridad de un niño prueba la Fe que proclamamos. Una autentica manifestación de nuestra fe se revela en lo que oímos, lo que decimos, lo que pensamos, lo que hacemos y lo que deseamos… El patrón de medida funciona así: en lo que escucho, digo, pienso, hago o deseo, estoy revelando la humildad de un niño?